Micromuseo - Bitácora

martes, 18 de septiembre de 2007

EL REPASE: ANTOLOGÍA HISTÓRICA DE SUSANA TORRES EN LA SALA PORRAS BARRENECHEA Miércoles 19 de septiembre, 7:30 PM


(Susana Torres. "El repase". 2005. Pintura y costura sobre impresión infográfica y tela). (Detalle).

Este miércoles 19 de septiembre, a las 7:30 de la noche, la Sala Raúl Porras Barrenechea de la Municipalidad de Miraflores inaugura una exposición histórica: bajo el polisémico titulo de "El repase", se han reunido obras decisivas realizadas por Susana Torres desde los traumáticos primeros años de la década de 1990 hasta nuestros desconcertados días.

Esta antología alude en su sugestivo encabezamiento tanto al carácter retrospectivo de la muestra, como al título de una de las más dramáticas piezas realizadas por la artista: una manualidad picto-textil donde la expositora vincula la técnica de costura conocida por ese apelativo, con la igualmente denominada costumbre sangrienta de rematar a los heridos peruanos que yacían postrados tras las batallas de la Guerra del Pacifico.

Bajo ese signo, trágico e irónico al mismo tiempo, Torres ha entremezclado géneros, formas y expresiones temáticas en una continua exploración por los orillos más complejos de nuestra múltiple identidad quebrada –desde la frustrada ilusión republicana hasta la recuperación más comercial y banalizada del Inkario. “El retorno de los Inkas (no retornables)”, es precisamente el nombre de una de sus propuestas más complejas, exhibida en 1999. Y el quiebre ortográfico de “La Vandera” sirve de agudo título a una celebrada secuencia de 1995, donde nuestras insignias patrias exhiben como escudos subvertidas imágenes costumbristas en las que la lavandera lava la bandera.

El sentido punzante de esas apropiaciones se prolonga este año en las múltiples obras que conforman “Honor al mérito”: diplomas escolares incisivamente intervenidos con fotografías de escolares, en una puesta-en-abismo de las retóricas fatuas bajo las que nuestro perverso sistema educativo ahoga toda aspiración meritocrática –y con ella cualquier posibilidad de democracia.

Alegorías cuya poderosa impronta crítica se ve exacerbada por el sentido lúdico de muchos de sus procedimientos. Y por su sexualidad soterrada. Como en “Tamatetita: arte clásico / cuentos bárbaros”, la refrescante serie pictórica de 1996 que invierte los estereotipos raciales de belleza al eróticamente yuxtaponer las “Vargas Girls” con las “Chicas Gauguin”, a veces asumiendo la propia artista ambas identidades en lúbrico conflicto.

Un sesgo que se radicaliza en la secuencia de huaco-autorretratos iniciada en 2004 y luego reconcebida para abarcar también al círculo familiar y a personalidades tan significativas como Yma Sumac.

Son, por cierto, varías más las líneas de producción reunidas por esta compleja muestra, que saca así a relucir la coherencia subversiva, la profunda continuidad crítica de una de las trayectorias más densas y sostenidas en nuestra escena. “Del sueño de San Martín a las nostalgias imperiales”, es cómo Torres resume el amplio pero concentrado registro de su mirada exigente que rescata, sin embargo, de entre los escombros de la historia, el heroísmo de la vida cotidiana. Con un sesgo femenino por demás inquietante. “El patriotismo de las más sensibles”, por decirlo con la deliciosa frase cursi del Libertador que la artista convierte en una obra de rara poesía doméstica. Y política.

(La Sala Raúl Porras Barrenechea está ubicada en la avenida Larco 770, Miraflores)

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1 Comentarios:

A la/s 4 de octubre de 2007, 12:57 a.m., Blogger Felipe Mayuri Poma dijo...

Hola
Qué busca Susana Torres con reivindicar a Yma Súmac? Ya que creo que ella (Yma Súmac) no gozaba ni goza, de una identidad puramente nacional como la mayoría de los demás íconos que usa Torres. Yma Súmac mas bien era un mestizaje en las melodías occidentales (puras como el bel canto) con canciones o piezas de temática indígena, creo yo. No entiendo que sobrevalorización se le quiere dar o me equivoco en algo.

La curaduría me pareció buena, pero no resalto el violento ambiente que el curador le dió a la sala, ese rojo peruano, de pasado sangriento pero a la vez reflexivo. Creo que el color de fondo le quita la verdadera apreciación de los colores, pero bueno...

 

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