NUEVAS REPERCUSIONES DE TAKANAKUY
Uno de los elementos distintivos de Micromuseo es su vocación mayor por la cultura material y por el espacio social, antes que por los sentidos y ámbitos más refinados y restringidos de lo artístico. Nuestra apuesta principal no está en la modificación estetizante de la historia del arte, sino en la transformación liberadora de la historia a secas.
Algo de ese camino creemos haber avanzado durante el año que termina mediante exposiciones de temática tan comprometida como aquellas dos dedicadas a los atentados senderistas en la calle Tarata y los crímentes para-militares en la universidad de La Cantuta: casi las únicas iniciativas concebidas desde la escena plástica en relación al quinto aniversario de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).
Es un ánimo similar el que alienta otras propuestas nuestras, de carga política menos explícita pero igualmente profunda. Como la sorprendente exposición hace poco realizada primero en el cosmopolita distrito limeño de Miraflores y después en los barrios periféricos de San Juan de Lurigancho. Para desconcierto de algunos, lo que los curadores Daniel Contreras y Sophia Durand allí exhibieron eran registros y elementos de las peleas rituales que en las alturas de Chumbivilcas denominan Takanakuy. Lo que el medio artístico local encontraba insólito en este despliegue fue precisamente lo que le permitió una articulación cierta con los pobladores de esa zona tanto en sus lugares de origen como en los barrios dizque marginales de la gran Lima a los que muchos de ellos emigraron.
Evidencia de esos vínculos nuevos entre la pequeña-burguesía-ilustrada y lo popular-emergente son las acciones y producciones (audios, videos, afiches) reunidos en nuestro sitio web y en esta propia bitácora. Y evidencia del nuevo impacto social de todo ello son los testimonios indirectos ofrecidos por la atención sin precedentes que otras entidades y medios ahora prodigan a una situación antes casi del todo ignorada fuera del círculo inmediato de lugareños.
Así nos lo deja saber el antropólogo Harold Hernández, quien a nuestro pedido trabajó el complejo ensayo sobre el Takanaky que acompaño la muestra, para luego continuar sus investigaciones en el propio poblado de Santo Tomás durante las navidades recientes: allí encontró un número interesante de otros estudiosos y de reporteros que acudieron a esas celebraciones incitados por las provocaciones de la exposición de Micromuseo. Una primera consecuencia puede verse hoy en el periódico La República, que cierra este año con un sugestivo reportaje de Julio Angulo sobre el tema, cuyo contenido colgamos más abajo (ver pp. 18-19).
Algo esperamos estar logrando en nuestra redefinición radical de la idea del museo como vehículo cultural antes que como finalidad autoreferencial.
Etiquetas: Takanakuy Contreras Durand Hernández Angulo Chumbivilcas Santo Tomás Lurigancho
1 Comentarios:
...hay tanto por descrubrir en las costumbrs y trdiciones de nuestro pais. No conocia de esta fiesta, e devorado con mucho interes toda la informacion sobre esta muestra que valgan verdades, no pude ver.
pero felicitaciones, lo unico q no me queda claro es la relacion con el cachascan o wrestling que se mensiona.
es una relacion formal? de apariencias? o se pretende ,mas bien decirnos que este es el verdadero cachascan peruano??? sewria como que muy avesado no creen?
viva la raza wrestling!!
H.F.
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