Micromuseo - Bitácora

lunes, 19 de agosto de 2013

ANTE LA MUERTE DE KEVIN POWER

Kevin Power, en 1999. / HERMINIA SIRVENT

De madrugada y a vuelatecla, asumo la penosa necesidad de acusar el golpe de la muerte de Kevin Power, curador y crítico anglo-español, fallecido hace un par de días, sin alcanzar los setenta años de edad. Conocí de cerca la generosidad de su ánimo y la apertura de sus criterios. Me impresionó además su actitud por lo general amable y apacible –hasta donde pude percibirlo– en una escena artística demasiado conflictiva.

Mucho para narrar, pero a partir de las experiencias esporádicas que me tocó compartir con él en Lima y también en España. Cedo por ello la palabra a quienes tienen opiniones mejor construidas. En particular Simón Marchán Fiz, el notable historiador y teórico, quien acaba de publicar en elpais.com el siguiente y sentido obituario.


'IN MEMORIAM'
 Kevin Power, experto en arte contemporáneo

"Kevin Power, crítico de arte bien conocido, ha fallecido el pasado viernes en Santander a causa de un ictus que no fue capaz de superar. Ensayista, poeta, comisario de exposiciones, traductor y editor, era de origen británico (1944, Gravesend, Kent), pero nacionalizado español. Siempre fue activo, una persona enterada en el mundo del arte y humanamente querida por todos aquellos que lo hemos tratado. Por todo, guardaremos de su persona y obra un recuerdo imborrable. Además, la ingente labor realizada en los diferentes ámbitos, le hacen acreedor de nuestra gratitud y reconocimiento, al igual que sucede en su proyección a otros países de Europa, Estados Unidos, Latinoamérica y, recientemente, del Lejano Oriente.

Kevin Power se integró en el mundo artístico español en la década de los ochenta cuando arreciaba el renacer de la pintura. Desde entonces, sus análisis resaltan tanto por sus saberes como por una enorme intuición, reforzada por su sensibilidad poética. Siempre nos ha sorprendido, además, por la pertinencia y convicción de los juicios que emitía, adobados con una gran independencia de criterio.
Tras ampliar estudios en Estados Unidos, sus contactos con España se iniciaron a título personal y como lector de inglés en las Universidades de La Laguna y Valladolid y desde 1981 en su condición de catedrático de Literatura Norteamericana en la Universidad de Alicante.

Desde entonces participó de un modo destacado no solo en la vida universitaria, sino en el mundo del arte. Tanto como subdirector de Conservación, Investigación y Difusión en el Reina Sofía o como asesor de Cultura en la Junta de Andalucía y en varias ediciones de la feria de Arco. No obstante, sus compromisos con la institución de arte estuvieron ligados con los comisariados realizados en el MINICARS, el IVAM, MEIAC, el Centro de Arte Contemporáneo de Castellón, Carmen de Sevilla, etcétera, de artistas españoles como Palazuelo, F. García Sevilla, J. Uslé y extranjeros como J. Schnabel, J. Lee Byars, así como en exposiciones colectivas. Algunas tan celebradas y al mismo tiempo discutidas como Cota Cero y otras dedicadas al arte chino, cubano, mexicano, y las artes de variadas procedencias en la época de la globalización en Los Ángeles, Puerto Rico, América Latina y Filipinas.

Igualmente, sobresalen sus ensayos sobre artistas que nos son tan familiares como Barceló, Broto, V. Civera, Delgado, Navarro Baldeweg, Quejido, Pérez Villalta, J. Uslé, los alemanes Lüpetz y S. Polke, etcétera. Pero no menor relevancia tuvieron sus colaboraciones en revistas de arte, pensamiento y poesía como Arena, Poesía, Revista de Occidente o Flash Arte, Frieze, Third Text o Figura, tan ligada a su estancia en Sevilla. Kevin Power fue igualmente autor de incontables libros y ensayos sobre el arte y la poesía. Bastará citar Una poética activa (1976), Una imagen profunda (1984), Conversaciones con pintores (1986), Geometría y visión (1996), Textos críticos del nuevo arte cubano y Pensamiento crítico en el arte latinoamericano (ambos de 2007).


Era un inteligente conversador, un crítico sagaz y, sobre todo, un amigo. Durante los últimos años ha puesto en marcha, en colaboración con su compañera Mónica Caballas, Pisueña Press, un proyecto editorial bilingüe desglosado en dos colecciones. Una, White Wine Press, centrada en escritos de artistas que versan sobre asuntos más allá de su propia obra, y la segunda: Conversaciones en la cabaña, dedicada a una reflexión nada apresurada de ideas de toda suerte con sus interlocutores. Unas conversaciones que están sin duda inspiradas en el remanso de paz y tranquilidad que se respira en el paisaje idílico de la montaña pasiega, en uno de cuyos enclaves más pintorescos transformó esta conocida tipología popular en residencia permanente. 

Precisamente, en nuestro último encuentro el sábado pasado me comentaba entusiasmado todos sus planes, cada vez más centrados en el desarrollo de este proyecto editorial, así como a extender sus actividades en el mundo sin fronteras de las artes en la época de la globalización. A muchos de nosotros se nos ha ido un gran e inteligente conversador, un crítico sensible y sagaz, pero sobre todo un querido e inolvidable amigo.

Simón Marchán Fiz es catedrático de Estética y Teoría de las Artes.

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