Micromuseo - Bitácora

lunes, 17 de noviembre de 2014

POLÍTICA / POÉTICA (Sobre cómo la censura en Venezuela completa el sentido del arte que se aspira libre)

Jesús Hernández-Guero
Tener la culpa
2013-2014
Instalación
Bandera venezolana [150 x 90 cm], 
asta de bandera en hierro negro, 
cordel y base de concreto)
 200 x 500 x 100 cm

Fascinante cómo la política completa la poética de Tener la culpa, esta notable instalación o escultura de Jesús Hernández-Güero. Convertida en performance y en arte conceptual gracias a la solícita colaboración de las restricciones crecientes en la creciente dictadura de Venezuela.

Pero atención a la belleza también erótica y formal de la(s) obra(s). La obra inicialmente planteada por el artífice y la inconscientemente concluida por los agentes del régimen. El resultado es una pieza excepcional e histórica. Aguda, en todos los sentidos del término. A la altura de varias de las mejores selecciones expuestas en Perder la forma humana. Aunque no recuerdo allí ejemplo alguno de tanto arte magnífico que se juega la vida en la lucha libertaria contra los totalitarismos de supuesta  izquierda. Como si el carácter opresivo de un gobierno dependiera del color partidario de sus retóricas.

¿Dónde la revolución donde?

Gustavo Buntinx


(Imágenes y referencias tomadas de:
http://esferapublica.org/nfblog/cuando-el-arte-contemporaneo-indigna/ )



miércoles, 12 de noviembre de 2014

ARTE CONCEPTUAL (INVOLUNTARIO): SOCIALISMO BARBIE EN VENEZUELA

(Fotos de la agencia AP, publicadas por El Comercio)

Desde hace tres décadas agito esporádicamente el concepto de un arte conceptual involuntario. Un arduo logro cultural de sujetos varios ––en particular los agentes del Poder–– que, sin saberlo, pugnan por demostrarnos cómo entre nosotros la realidad misma es piedra de escándalo. La inconciencia conmovedora de sus raptos (o lapsus) superará siempre cualquier gesto programáticamente crítico. Incluyendo tantos discursos que procuran articularse desde una operatividad artística gobernada por la corrección política. 

Arrastramos todavía la tristeza abismal de haber visto algunas inteligencias entrampadas en la defensa de la aberrancia indefendible del fascismo chavista. Pero este mismo régimen nos propone ahora liberarnos en algo de esa depresión epocal mediante la contemplación risueña de la más reciente y fresca de sus contradicciones terminales. La promoción forzada del Socialismo Barbie entre los sectores populares, al incluir a la muñeca ultracapitalista de Mattel (no hace mucho vitupereada por el propio Chávez) entre los productos de primera necesidad que obligadamente deben venderse a precios irrisorios. (¡Qué joder!: también las masas tienen derecho a la alienación total).

Una preciosa demostración adicional de cómo, en el populismo latinoamericano, la política (el clientelismo más vulgar) vence siempre a la ideología ("falsa conciencia", Lukács dixit).

Nos moriremos de hambre, pero nunca de aburrimiento.