Micromuseo - Bitácora

sábado, 13 de diciembre de 2008

DE LA LIBERACIÓN SEXUAL A LA LIBERTAD POLÍTICA. EL MUSEO TRAVESTI DEL PERU Y LA LUCHA ANTIREPRESIVA DE LOS BLOGGERS CUBANOS



Casi en simultáneo nos llegan las felices noticias de los renovados despliegues del Museo Travesti del Perú en Cuba y las preocupantes nuevas medidas represivas contra la libertad expresiva de los bloggers en esa isla. Un cruce que me lleva a evocar la pertinencia de los cuestionamientos hace poco publicados por Yoani Sánchez en su valiente bitácora Generación Y, donde transcribe el intercambio público que hace poco sostuvo en La Habana con Mariela Castro, hija del presidente interino Raúl Castro, funcionaria del régimen y activista por los derechos de los homosexuales. El tema ardiente es cómo articular la ciudadanía sexual a la ciudadanía total en una sociedad dominada por el pensamiento único que pretende controlar hasta los espacios de la ciberesfera, donde se prohibe incluso adquirir dominios propios o conectarse desde los hogares. La propia Sánchez fue impedida de viajar a España para recibir el premio Ortega y Gasset que le había sido otorgado por su labor de periodismo digital. Y hace apenas un par de días agentes de Seguridad del Estado frustraron un encuentro de bloggers cubanos.

Al inicio de esta nota colgamos el reciente video en que Sánchez denuncia esas medidas represivas. Y bajo estas líneas reproduzco el mensaje y las imágenes remitidos por nuestro compañero de ruta Giuseppe Campuzano, quien culmina con esta manifestación su periodo de residencia en el Proyecto Batiscafo, donde comparte residencia con el también peruano Lalo Quiroz y los cubanos Diana Fonseca y Wálter Velázquez. Micromuseo apoya desde sus orígenes al Museo Travesti del Perú, y en homenaje a sus propuestas hace poco realizó una exposición y publicación especiales bajo el título de Alteridades.



Mi viaje a Cuba. Treinta y cinco días buscando al travesti, un viaje en sí mismo. Ismo artístico, memoria de la resistencia, de las estrategias para ser siempre otra. Simulación.
El encuentro con la hipertelia caribeña, con la gestualidad cubana de hombres y mujeres como conceptos que se rompen. Ser, tener y parecer.

Límites. Insularidad-barroco. Signo efímero que permanece. El Muro: zona liberada-fin literal.
La santería con sus dioses de caminos hermafroditas —Oddúa, Obbatalá, Olokun. Changó Oyá: la virilidad también vestida de mujer—, patakís donde el disfraz es tanto origen como subsistencia.

Barroco —Severo Sarduy, José Lezama Lima— como filosofía. Soporte y veladura en Eduardo Hernández y Alexis Álvarez como medio y finalidad simultáneos: la pilosidad del material y sus afeites. De los estudiantes de derecho de la Universidad de La Habana a El Público: el travestismo como método teatral. De las transformistas de la década de 1950 a El Mejunje en Santa Clara. Y al otro lado del espejo —dirían Lewis Carroll y Abel Sierra—, la gestualidad inasible.

La ciudad, sus mutaciones y síntesis como capas de maquillaje. Corte transversal: colonia española, afrancesamiento, invasión estadounidense, revolución, turismo.
Palabras que somatizan el cuerpo. Cuerpos y palabras que se resignifican y con ellos la historia. Ya Lacan, y más bellamente Sarduy habían enunciado que detrás del significado no hay nada. Del cuerpo individual al cuerpo social. Mi cuerpo, nuestros cuerpos, como revolución.

Giuseppe Campuzano

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