ESCORZOS: Este jueves 16 de mayo, Micromuseo inaugura la exposición de obra reciente de Ricardo Cassinelli en Corriente Alterna
Una nueva ruta de Micromuseo se inaugura,
este jueves 16 de mayo,
este jueves 16 de mayo,
en la galería de la Escuela de Artes Visuales Corriente Alterna.
Bajo el cargado título de Escorzos reunimos allí
una ajustada selección de los cuadros
realizados por Ricardo Cassinelli
realizados por Ricardo Cassinelli
en los dos años transcurridos desde su insólita primera individual,
presentada entonces como una retrospectiva.
Sobre la significancia de esa historia y su desenlace actual
trata el texto curatorial de Gustavo Buntinx
que a continuación reproducimos.
que a continuación reproducimos.
H I P E R R E A L I S M O S
Ricardo Cassinelli. Escolares de Los Cedros II. 2013.
Acrílico y óleo sobre tela: 90 x 90 cm.
Acrílico y óleo sobre tela: 90 x 90 cm.
Escorzar es violentar. Al ojo y a la mano que pretende acortar dramáticamente las proporciones para así reducir a una representación bidimensional la múltiple dimensionalidad de la mirada.
El mirar inquietado por una presencia perpendicular u oblicua al plano sobre el que la imagen procura fijarse.
Un ilusionismo, una ilusión abrupta de profundidad y perspectiva aplicable como metáfora –no estrictamente como técnica– a los cuadros desconcertantes aquí reunidos. Una selección de las obras con que Ricardo Cassinelli vuelve desde hace un par de años a la actividad pictórica abandonada hace dos décadas.
Ese retorno fue motivado por el hallazgo y exhibición del impresionante conjunto de pinturas que el artífice realizó de manera tan callada entre los años de 1980 y 1991, en una suerte de crónica visual y privada de los peores tiempos de nuestra historia republicana. Fragmentos perdidos de la República de Weimar peruana (1980 – 1992) era el subtítulo que en 2011 Micromuseo le dio a la primera muestra individual de Cassinelli, ofrecida paradójicamente también como una retrospectiva. Una recopilación amplia de ciento cincuenta piezas comprendidas como un registro sensible, personal y subjetivo, de las extremidades vividas en aquellos devastadores tiempos.
Lima aparecía ya como el escenario privilegiado de esa visión desconcertada en la que, sin embargo, asomaba además un homenaje lúbrico al mestizaje peruano. A la destrucción y reconstrucción permanentes de las identidades que transfiguraban a la ciudad y a los ciudadanos, hasta en su propia corporalidad. Sin entonces saberlo, sin intuirlo siquiera, Cassinelli se ocultaba como una suerte de eslabón perdido entre algunas de las más importantes transformaciones artísticas de aquellos años. Entre el pop-achorado y el neo-expresionismo, digamos. Entre el taller E.P.S. Huayco y Carlos Enrique Polanco. O Piero Quijano.
Ricardo
Cassinelli. Primax I. 2013.
Óleo sobre tela: 70 x 90 cm.
“Exabruptos” es cómo el artífice se refería a esas imágenes dislocadas. El término podría ahora prolongarse a su producción renovada. Una obra que renace con todas sus huellas de origen pero bajo los signos adicionales de las transformaciones grandes desde entonces experimentadas. Una clara intensificación del color, por ejemplo, que vitaliza las representaciones con energías cromáticas acaso asociables a las del capitalismo popular que hoy trastoca y revoluciona (la
revolución consumista) todo orden establecido entre nosotros.
Ricardo
Cassinelli. Saga Falabella. 2013.
Óleo sobre tela: 70 x 90 cm.
Social y cultural: es también una visualidad nueva la que se insinúa en las exacerbaciones de las distorsiones plásticas ya ensayadas en la producción anterior de Cassinelli. El montaje, el
recorte, la transfiguración fotográfica, la visión picada o contrapicada. Y la deformación expresiva de rostros y cuerpos que adquieren así una significación formal inquietante. Como en los rostros desproporcionados de los agentes de seguridad en la cárcel de mujeres –y en las campañas pre-electorales de la “primera dama” Nadine Heredia, exhibiendo sobre su camisa la Marca Perú como emblema de las malversaciones simbólicas del neopopulismo en ciernes.
Ricardo Cassinelli. Marca Perú. 2012.
Óleo sobre tela: 70 x 80 cm.
Pero el signo político de estas imágenes no está en las referencias explícitas sino en la morfología de las imágenes mismas. Y en el protagonismo incluso erótico otorgado al nuevo sujeto popular, mestizo y empoderante (Deysi Cori, verbigracia). Por momentos incluso festivo: hay un goce contenido en el sufrimiento del gesto con que las voleibolistas peruanas elevan sus distorsionados brazos por encima de la red que quiebra la representación pictórica y cualquier idea establecida de composición.
Ricardo Cassinelli. Voley peruano. 2013.
Óleo sobre tela: 70 x 90 cm.
Óleo sobre tela: 70 x 90 cm.
Desequilibrios formales en los que se juega, al mismo tiempo, el sentido artístico y social de estos cuadros. Atención, en algunos de ellos, a la vista ascendente o descendente –nunca frontal– de las “anconetas”, los triciclos alquilados que sirven de transporte universal en los malecones de Ancón: el balneario otrora aristocratizante y hoy radicalmente democrático, en cuyas calles todas las sangres y clases se rozan y coexisten con una proximidad casi profética.
Ricardo Cassinelli. Anconeta I. 2011.
Óleo sobre tela: 90 x 120 cm.
Óleo sobre tela: 90 x 120 cm.
Tal vez es esa cercanía nueva la que aquí se codifica en los recortes y acortamientos de las imágenes. Una cifra plástica que desestabiliza y reconfigura a las pinturas ahora reunidas. Y a nuestra mirada sobre ellas. Contra toda apariencia, Cassinelli podría revelársenos así como un hiperrealista. Es la sociedad peruana la que se encuentra en escorzo.
Ricardo Cassinelli. Anconeta II. 2012-2013.
Óleo sobre tela: 160 x 120 cm.
Óleo sobre tela: 160 x 120 cm.