Micromuseo - Bitácora

miércoles, 29 de abril de 2009

CULTURA / NATURA: COMENTARIO A NUEVOS COMENTARIOS SOBRE EL PROYECTO DEL MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO EN BARRANCO


(El Museo de Arte Contemporáneo de Barranco durante su construcción primera. Luego se concluirían algunas estructuras, sin llegar a terminarse el edificio. También se creó un espejo de agua para satisfacer las demandas de los vecinos que añoraban la antigua laguna antes identificada con el parque. Fotografía: Gary Leggett).


Nuestro post anterior sobre el Día de la Tierra y la circulación del número 14 de Itinerarios, el boletín de Micromuseo, ha motivado numerosas comunicaciones, muchas de ellas privadas. Y aunque en esas publicaciones nuestras no hay alusiones directas al Museo de Arte Contemporáneo de Barranco, la mayoría de esos mensajes nos solicita posición y opinión sobre el estado aparentemente interrumpido de las construcciones asociadas a ese proyecto. Y el efecto de todo ello en el antiguo parque de La Laguna, con su consiguiente correlato en las complejas relaciones entre el MAC y aquellos vecinos (no todos) que se sienten despojados de sus escasas áreas verdes.

Como representativo de esas inquietudes he publicado el comentario a nuestro post remitido por Julio Gómez directamente a nuestra bitácora, procurando darle inmediata respuesta en ese mismo lugar (ir al final del post: "En el Día de la Tierra"). Se me ha hecho notar, sin embargo, que el espacio allí disponible no permite abordar la inquietud específicamente ecológica de Gómez (y varios otros), por lo que quisiera ahora agregar las precisiones necesarias.

No conocemos los planes y programas futuros del MAC (sobre todo en lo que a la edificación se refiere), pero en los últimos meses sus esfuerzos parecen haberse concentrado en actividades educativas y de otro tipo concebidas para mejorar el vínculo con el entorno social más inmediato. Sin duda apoyamos cualquier iniciativa feliz en tal sentido, pero con el temor de que esa actitud necesaria sea también insuficiente: las relaciones a ser reparadas van más allá del entorno distrital y comprometen a la Tierra misma.

Los nuestros son tiempos terribles donde la condición viva del planeta se ve tan gravemente amenazada que no hay agenda política atendible que pueda desatender esta urgencia: hace apenas unas horas se anunció un nuevo desprendimiento de hielos en la Antartida que la empequeñece en un área equivalente a la de Nueva York (ciudad que bien podría desaparecer bajo las aguas de no revertirse esta tendencia). Sospecho que la pandemia desatada de gripe porcina tampoco es ajena a estos temas.

En tal contexto –o finalmente en cualquier otro– ha sido un descuido grave permitir que en la construcción del MAC cultura se oponga a natura, al menos para ciertos imaginarios. Un pecado de origen que la institución arrastra como un karma. Así, creo, lo entiende ahora la renovada directiva del Museo, y hace ya un buen tiempo tuvimos oportunidad de sugerir a algunos de sus funcionarios que esa voluntad distinta se manifieste mediante la adquisición de predios baldíos o degradados y sin interés histórico, para su transformación en zonas de recuperación ecológica: no habría gesto más culturalmente renovador y contemporáneo en nuestra megalópolis metastásica. Devolverle a la ciudad algo de su equilibrio natural hace tanto tiempo perdido.

Esta idea fue a su manera asumida y reformulada por el MAC para su puesta en una mesa de negociaciones municipales que no parecen haber prosperado. Otra vez, ignoramos los detalles y sólo nos queda alentar que ese ánimo no decaiga. Entre las varias definiciones que suponemos el MAC viene preparando –de curaduría, de colección, de investigación, de proyecto crítico– la recuperación del vínculo con la Tierra es esencial. Hoy, más que nunca, la ideología es indesligable de la ecología. Cultura es natura.

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jueves, 23 de abril de 2009

EN EL DÍA DE LA TIERRA: RIMAQ MAYU DE CARLOS MORELLI Y MELISSA HERRERA



Carlos Morelli / Melissa Herrera. Rimaq Mayu - El río hablador (escultura cinética). 2008. Video 4'29". Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio").


La Tierra sigue muriendo. Aún en el Día de la Tierra, cuya creciente reivindicación retórica poco parecería lograr contra la devastación que se multiplica. Pero hay también un cierto poder en lo simbólico. Una posibilidad mobilizante y evocadora. Sanadora. Es desde esa ilusión que este 22 de abril de 2008 MICROMUSEO incorpora a sus colecciones las intensidades poéticas y políticas de Rimaq Mayu: un video precioso, y al mismo tiempo una de las propuestas más ajustadas que el arte peruano haya generado para la intervención ética, estética, en el paisaje.

Sus artífices, Carlos Morelli y Melissa Herrera, reconfiguran desde una simulación digital la voz ahogada del llamado Río Hablador. El quechua Rimaq Mayu, que desemboca muerto en el cáncer urbano de Lima tras haber nacido purísimo entre los altos glaciares andinos. Ahora casi desaparecidos, por supuesto, y de allí la significancia mayor de volver a ellos como metáfora final de las fuentes primeras de la vida: es su sola energía primordial la que dinamiza a esta obra, soñada como una escultura cinética cuyos golpes de campana dan cuerpo sonoro a la naturaleza que agoniza. Cabe a nosotros definir si ese tañido será un réquiem o un despertar.

Hablan los autores: “este proyecto se articula viendo como voluntad del propio río la descontaminación de sus aguas. Los artistas tienen la convicción de que la voz de Rimaq debe ser escuchada por todas las personas y no sólo por la imaginación de los poetas. Surge entonces una estructura de madera y de acero que provee al río de una voz universal, un sonido repetitivo que se oirá a través del valle y podrá ser contemplado desde un mirador próximo a la obra”. O desde la virtualidad de este espacio web.

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miércoles, 8 de abril de 2009

EL AZAR NO EXISTE: LA PROCESIÓN DEL SEÑOR DE LA JUSTICIA COINCIDE CON LA SENTENCIA EJEMPLAR A FUJIMORI


(El Señor de la Justicia sale a las calles del Centro Histórico de Lima. Martes 7 de abril de 2009. Fotografía: Sophia Durand).

Conjunciones cósmicas: las continuas dilaciones que la defensa de Fujimori obtuvo durante el juicio que se le siguió por violaciones a los derechos humanos postergaron hasta Semana Santa el dictado de una sentencia hace mucho esperada. Su lectura se dio así el martes 7 de abril, preciso día en que la imagen del Señor de La Justicia recorrió en procesión las calles del Centro Histórico de Lima aledañas a la iglesia de Santo Domingo, bajo cuya torre impresionante se ubica la capilla donde se la venera. Lo seguían en su peregrinaje la efigie dramática de la Virgen de las Penas y una feligresía de quizá un millar de fieles: lo interesante de esta devoción no está en sus números sino en sus intensidades. Y en la significación también terrena de un culto tan claramente asociado a la proverbial incertidumbre de justicia en el Perú.

Una situación que esa noche del martes pareció revertirse, aunque sea momentáneamente, en el encuentro del tiempo ritual de cánticos, oraciones y sahumerios, con el tiempo histórico de una justicia que excepcionalmente se manifestó entre nosotros en impecables términos jurídicos. Como en una reparación mística y racional
finalmente lograda para los desaparecidos y los victimados –de cualquier signo– por nuestras tantas violencias. La sentencia del 7 fue ante todo un atisbo de la posibilidad soñada de un Perú que se articula a un orden democrático de la ley y del derecho y de la justicia. De la Justicia.

Así al menos quisimos sentirlo algunos de quienes esa noche acompañamos a los fieles y a las imágenes. Micromuseo viene siguiendo las complejidades de este culto desde hace varios años. Y a principios de 2006 incluso elaboramos una modesta reinterpretación artística de su efigie, sugiriendo un emblema nacional mediante la escogencia y yuxtaposición de tres de las figurillas –diminutas y baratas– con que la devoción popular multiplica en sus casas la presencia de este Cristo pobre y poderoso. Piezas seriadas e idénticas entre sí salvo por el color del Manto de la Pasión que le sirve de indumentaria única. Fue precisamente ubicando y disponiendo dos versiones rojas y otra blanca cómo procuramos configurar una imagen dolida y a la vez mesiánica de la bandera peruana: Trinidad patria (Señor de la Justicia) es el título de la pieza.

Por cierto, durante la misa de esta semana en el círculo de fieles se comentaba que la fecha habitualmente programada para la procesión es el 5 de abril, pero el cruce circunstancial con las festividades del Domingo de Ramos obligó su desplazamiento al 7. Del aniversario luctuoso de un nefasto golpe de estado en 1992 (y de la declaración de guerra contra el Perú en 1879) al día iluminado de su reparación histórica. El azar no existe.


(Gustavo Buntinx y artífice popular anónimo. Trinidad patria [Señor de la Justicia]. 2006. Aided ready-made: cerámica pintada [artesanía religiosa contemporánea], 15 x 20 x 7 cm., aprox.).

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viernes, 3 de abril de 2009

OTRA VEZ LA BARBARIE HOMENAJEA, SIN QUERERLO, AL ARTE COMPROMETIDO CON LA MEMORIA Y CON LA VERDAD


Hoy todos los medios atendibles destacan el nuevo vandalismo con que las fuerzas de la barbarie y el oscurantismo pretenden atentar contra El ojo que llora, el impresionante memorial a las víctimas de la violencia política -todas las víctimas- durante las últimas dos décadas del siglo XX. Los detalles pueden leerse en notas como la publicada por el diario La República que a continuación transcribo. No sin antes señalar el homenaje impensado que estos actos de barbarie implican para el poder simbólico de una de las obras de más incisivo compromiso con la memoria y con la verdad y con la justicia en América Latina. Tales ataques ponen en radical evidencia los raptos de destrucción e intolerancia que sirven de argumentos únicos para los autoritarios ante las potencias liberadoras, sanadoras, del arte y de la cultura.


Otra vez mutilaron El ojo que llora


Lika Mutal, autora del monumento, y dirigentes de DDHH denuncian nueva afrenta. Personal municipal inutilizó la piedra al tratar de reponerla y deslizó la versión falsa de que fue la autora la que retiró el símbolo.

Por Edmundo Cruz.

“El miércoles a las 3 de la tarde, acudí al monumento con unos estudiantes colombianos que elaboran una tesis sobre la memoria y nos dimos con una cosa horrible”, relató anoche a La República la escultora holandesa Lika Mutal, creadora del monumento que rememora a las víctimas de la violencia política de las décadas de los 80’ y 90’ en el Perú.

“Vimos una piedra redonda en el suelo, y cuando miré arriba vi que el lugar del ojo estaba vacío. Lo habían sacado y dejado tirado en el suelo”, contó la artista.

“Me fui conmocionada a mi casa y pensé en salvar la piedra. Envié a un asistente a recuperarla. Al volver, éste me contó que alguien de la Municipalidad había tratado de reponer la piedra a su lugar con graves consecuencias. Por palanquear la piedra le ocasionaron daños mayores.

“Decidí traer la piedra a mi casa, pero comprobé que la habían dejado irrecuperable –reveló una acongojada Lika Mutal–. Me dolió en el alma, porque conseguirla me costó mucho trabajo. Esa piedra es originaria de la Bahía de Paracas pero, lamentablemente, ya no la voy a volver a poner”.

“El monumento El ojo que llora ahora esta sin el ojo. Estoy pensando conseguir una piedra nueva. El ojo dañado lo usaré para otra escultura”, adelantó.

El hallazgo del daño se produjo el miércoles primero de abril, pero el ataque ocurrió probablemente el martes 31 de marzo, en vísperas de que el ex presidente Alberto Fujimori pronunciara su discurso de autodefensa ante el tribunal que lo juzga por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta.

“Lo sucedido es una afrenta para las víctimas de la violencia política y para todos los peruanos”, declaró la escultora. Frente a la versión del vigilante municipal que los reporteros gráficos de La República recogieron el jueves por la mañana, en el sentido de que el ojo había sido retirado por la propia autora, Lika Mutal fue muy enfática.

“Es falsa la versión del agente del municipio de Jesús María que sostiene que yo retiré la piedra para darle mantenimiento. Eso es imposible. La piedra del ojo fue arrancada por manos extrañas. Otros trataron de reponerla a su sitio por la fuerza y la terminaron de dañar”, explicó.

Van tres ataques

Aprodeh (Asociación Pro Derechos Humanos) recordó que el primer atentado a El ojo que llora fue el 23 de setiembre del 2007, a escasas horas de la que la justicia chilena aprobara la extradición de Alberto Fujimori.

Entonces el guardián municipal Pablo Quintana fue amenazado con pistola y unas quince personas embadurnaron el monumento con pintura naranja.

Una agresión similar se repitió el siguiente 5 de octubre, tras un mitin fujimorista. En otra ocasión, el 28 de agosto del 2008, un grupo de partidarios del mismo Fujimori, encabezados por José Contreras y Patricia Vásquez, interrumpieron por la fuerza una ceremonia de la Comisión de la Verdad.

La insania fue tal que la mujer incluso danzó sobre los cantos rodados donde se han inscrito los nombres de las víctimas.

En realidad se trata de un grupo de choque que entró en escena al inicio del juicio al ex presidente Fujimori (10 de diciembre del 2007), con las caras pintadas de naranja, bajo la jefatura del comandante EP (r) Pedro Rejas Tataje, ex comando Chavín de Huántar.

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