IN MEMORIAM VIRGINIA PÉREZ-RATTON
Nuevas razones para la melancolía. Virginia Pérez-Ratton acaba de dejarnos. El cáncer interrumpió su vida en el pico de una plenitud prolongada hasta los últimos momentos. Consciente del trance que enfrentaba, en los meses finales logró transformaciones e impulsos decisivos en casi todos los proyectos que hicieron de su existencia un aporte crucial para el arte crítico de América Latina. Para su creación, para su pensamiento, para su institucionalidad incluso.
Los logros de su pensamiento y de su centro operativo –TEOR/Ética– han quedado probablemente resguardados. Pero resta la urgente labor de recopilación y puesta en valor de su propio trabajo plástico. Un cuerpo fragmentado de obras incisivamente fragmentadas, a la espera de la visión comprehensiva que hurge en la organicidad de esas rupturas múltiples.
Tarea tantas veces postergada por Virginia misma en su priorización continua del apoyo a la labor de tantos otros. Motivo adicional para una reflexión que no puedo iniciar ahora, bajo la conmoción de la noticia fatal. Me permito, por ello, como recurso excepcional, reproducir el post que sobre Pérez-Ratton colgué en esta misma bitácora hace apenas seis meses.
El pretexto de esa nota era el Premio Nacional de Cultura que ella acababa de recibir en Costa Rica. La motivación profunda era la necesidad absoluta de acompañarla y transmitirle en algo la importancia y el valor que para nosotros Pérez-Ratton siempre ha tenido. Permítaseme apenas recordar aquí las vivencias compartidas durante su magnífica curaduría de la muestra antológica de Priscilla Monge en el Centro Cultural de San Marcos (y durante la Bienal de Lima), cuando me correspondió dirigir aquel espacio. Priscilla, por cierto, acaba de pintar para el velorio y en los muros de TEOR/Ética una blanca escalera al cielo.
Atención a la entrevista que cierra la nota. Conmueve allí en particular la respuesta última de Virginia a la inquietud por su pregunta existencial más recurrente: cuánto tiempo tengo, es su escueta frase final.
No hay interrogante más decisiva. Para todos y cada uno.
El pretexto de esa nota era el Premio Nacional de Cultura que ella acababa de recibir en Costa Rica. La motivación profunda era la necesidad absoluta de acompañarla y transmitirle en algo la importancia y el valor que para nosotros Pérez-Ratton siempre ha tenido. Permítaseme apenas recordar aquí las vivencias compartidas durante su magnífica curaduría de la muestra antológica de Priscilla Monge en el Centro Cultural de San Marcos (y durante la Bienal de Lima), cuando me correspondió dirigir aquel espacio. Priscilla, por cierto, acaba de pintar para el velorio y en los muros de TEOR/Ética una blanca escalera al cielo.
Atención a la entrevista que cierra la nota. Conmueve allí en particular la respuesta última de Virginia a la inquietud por su pregunta existencial más recurrente: cuánto tiempo tengo, es su escueta frase final.
No hay interrogante más decisiva. Para todos y cada uno.
VIRGINIA PÉREZ-RATTON RECIBE EL MÁS IMPORTANTE PREMIO DE COSTA RICA (ACASO DE CENTROAMÉRICA)
(Post publicado en esta bitácora el jueves 22 de abril de 2010)
Artífice, curadora, museóloga, historiadora, mente ágil y pensante de la cultura latinoamericana. Es difícil encasillar a Virginia Pérez-Ratton en cualquier definición profesional o vocacional vinculada al arte visual, porque ella las abarca todas. Y hasta les ha logrado una magnífica y conjunta expresión institucional en TEOR/Ética ese espacio singular en Centroamérica que ella crea en 1999 para nunca dejar de evolucionar. En tributo a tantos atributos, el Estado de Costa Rica acaba de entregarle el Premio Nacional de Cultura Magón, sin duda el reconocimiento mayor que en ese país –y acaso en toda Centroamérica– se le concede a estos menesteres.
Para Micromuseo Virginia es, claro, una amistad preciada desde hace más de una década. Pero además es un referente y un estímulo en la ardua e incierta tarea de construir institucionalidades alternas. Junto con el Museo del Barro (de Asunción), TEOR/ética ha demostrado con el ejemplo –y con grandes sacrificios personales– la posibilidad fáctica de generar espacios autónomos para una criticidad nueva, independiente de los poderes y del Poder. Del Estado y del mercado, de los políticos (de cualquier signo) o del gran capital (de cualquier procedencia). Honor al mérito. E inspiración total.
Reproduzco, a continuación, la breve entrevista que se publicó en la versión web de la revista Su Casa cuando se anunció el galardón.
VICKY PÉREZ-RATTON:
BOCETO DE ARTISTA INDEPENDIENTE
Virginia Pérez-Ratton no quiere que le pregunten, por ejemplo, cuántos pares de zapatos tiene. Sin embargo, hasta esa podría ser una pregunta pertinente para quienes le siguen la pista a la ganadora del premio Magón 2009: los suyos han sido pasos regionales.
No es que Virginia se niegue a responder cuántos pares de zapatos tiene, es que se niega a que se lo pregunten. Apuesto a que nadie le preguntó eso a Felo, el año pasado, cuando le dieron el Magón, dice, medio en serio y medio en broma, a propósito de cierto tipo de acoso periodístico. Con o sin zapatos, ella es una mujer que sabe plantarse, como prueban los hechos. Artista plástica, curadora, primera directora del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), investigadora, traductora y sobre todo instigadora del arte regional de los últimos tiempos, Virginia Pérez-Ratton conoce prácticamente todos los caminos que, en Costa Rica, conducen a la gestión cultural pública y privada. Desde el pasado 12 de enero, cuando le anunciaron que había ganado el Premio Nacional de Cultura Magón, Virginia Pérez ha estado dispuesta a confirmar que, ciertamente, su nombre y el de su Fundación Teorética son referentes culturales en este lado del mundo: si alguien ha dotado de un discurso a las artes visuales centroamericanas contemporáneas, ha sido ella. O gracias a ella. Ahora el Estado costarricense le devuelve los favores, si es que eso es posible.
-¿Cuándo supo que era considerada para el premio Magón?
-El Ministerio de Cultura me pidió mi currículum en varias ocasiones, para diversas cosas, y la última vez fue como en octubre o noviembre, pero la verdad es que yo no pensé que me estaban considerando para nada en particular; no sé, no tengo costumbre de pensar en premios.
-¿Qué piensa de los premios, en general?
-Creo que los Premios Nacionales se crearon en un momento en el que no había ningún tipo de estímulo para la gente en cultura, y tienen su razón de ser. Sin embargo, me parece que necesitan una refrescadita, y que la ley cambie para actualizarlos. Creo que hay demasiados, sería mejor uno por disciplina y mejor dotado para que la gente pueda hacer algún proyecto luego. En relación con los premios, es decir, cualquier premio, es algo estimulante y que complace al ego definitivamente, pero hay que pensar que cada vez que se da un premio es una decisión subjetiva pues es un jurado, y si fuera otro, pues posiblemente otro sería el premiado. Creo que hay que agradecerlos, aprovecharlos, pero tampoco desvelarse por ellos.
-¿Qué piensa de su premio, en particular?
-Que me ha hecho ver cuánta gente aprecia el trabajo, pero por otro lado también cuánta gente ignora lo que uno hace y le encaja roles que no tiene. Por esto ha habido gente que se ha opuesto, pensando que han premiado a una galerista...
-Como primera directora del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo le dio prioridad al arte regional. ¿Por qué?
-Creo que era el momento de quebrar ese sentimiento nacionalista de que Costa Rica era el ombligo del mundo, y ver para afuera, y recuperar un espacio que existía desde tiempos prehispánicos como área cultural. Además, somos demasiado pequeños y el MADC podía asumir una labor más amplia. Por otro lado, era necesario dar a conocer tanto aquí como fuera del istmo lo que somos, lo que hacemos, lo que producimos y lo que necesitamos.
-¿Reconoce diferencias entre su labor en el MADC y en Teorética?
-Sí, en el MADC estaba amarrada por la burocracia, aunque era mil veces menos complicada que ahora, y uno tiene una responsabilidad como funcionario público y como subordinado de un ministro. En TEOR/éTica las decisiones se toman más ágilmente, se trabaja con menos dinero pero con más eficiencia y se tiene una libertad total.
-¿Se puede actuar en el ámbito público y el privado bajo los mismos principios?
-Si se trata de ética, creo que son los mismos, pero hay cosas legales que no son iguales: por ejemplo, en la función pública solo se puede hacer lo que la ley permite, y en la función privada se hace todo lo que no está prohibido. En la función pública hay que mantener claro que uno tiene una responsabilidad ante la comunidad pues la infraestructura se mantiene con el dinero del pueblo, y en el ámbito privado, uno mismo se arma la comunidad con la que quiere trabajar.
-¿Cuál debería ser el futuro del MADC?
-Creo que el MADC va por buen camino, pues se sigue trabajando a nivel regional, pero hay que cuidar la colección y completarla con obras mayores de los años 90 a 2010, que aún están disponibles, y proceder a una rigurosa catalogación. El futuro del MADC es poder consolidar su trabajo de los primeros 15 años y ampliarlo a más proyección latinoamericana, de intercambio por ejemplo, de generación de exposiciones itinerantes, de investigación. Pero creo que todo esto está en la carpeta de Fiorella...
-¿Es cierto, como afirmaba una revista local, que es usted una de las mujeres más influyentes de Costa Rica?
-Eso no lo puedo ni afirmar ni negar, es una percepción de los otros, y ¡yo no tengo mi propia percepción separada de mí! Sin embargo, es cierto que uno maneja una cierta cuota de poder, y eso puede influir en la gente. Lo que es importante es saber cómo usar el poder para cambiar las cosas...
-¿Qué es lo primordial que toda persona debería saber sobre el arte?
-Que no hay reglas para definirlo.
-¿Cómo se distingue una obra de arte contemporánea de un objeto de bisutería?
-Por la intención.
-¿Cuál es la pregunta existencial más recurrente en su cabeza?
-Cuánto tiempo tengo.
*Adaptación para Revistasucasa.com, el artículo completo se encuentra en la revista impresa.
Etiquetas: Magón, Pérez-Ratton, Premio, Teor/ética, Teorética