Micromuseo - Bitácora

sábado, 24 de abril de 2010

VIRGINIA PÉREZ-RATTON: RECIBIR EL MAGÓN



Transcribo a continuación las precisas palabras de Virginia Pérez-Ratton pronunciadas el pasado 18 de abril, al recibir el Premio Nacional de Cultura Magón, el más importante de su tipo en Costa Rica y (como ya he sostenido) acaso en toda Centroamérica. Para más información sobre su trayectoria y sobre este reconocimiento, véase mi post anterior.

RECIBIR EL MAGÓN

Agradecimiento inicial

Deseo comenzar con una calurosa felicitación a todos los galardonados. Me honra compartir esta noche con todos ustedes.

Con su permiso, robaré unos minutos de mis palabras como Premio Magón 2009, para compartir una reflexión a la luz del cambio de gobierno.

Quienes hemos estado en la función pública sabemos lo desagradecida que puede ser, y que para no sufrir críticas, lo más fácil es no hacer gran cosa. Y el sector cultura es particularmente complejo, porque posiblemente sea el área con más egos por metro cuadrado. Además, debe ser el espacio de la libertad, lo cual a veces entra en conflicto con ciertos aspectos de su gestión, y resulta difícil de manejar.

No hay gestión perfecta, y nadie está exento de errores, pero hay que tener la generosidad de reconocer el trabajo bien hecho. Por esto, quisiera en nombre mío y de una gran parte de la comunidad cultural, agradecer a María Elena Carballo por su dedicación, por su trabajo tesonero en modernizar la administración de la cultura, por aumentar de manera significativa el presupuesto del Ministerio, casi al mítico 1%, y por reconocer el aporte del sector independiente a la producción cultural y apoyarlo con un fondo importante.

Tenemos en nuestro próximo ministro, Manuel Obregón, un extraordinario catalizador y visionario, quien ha logrado consolidar grandes proyectos con músicos centroamericanos, ahora ampliados a América del Sur. Estoy segura de que con esa misma energía y visión asumirá el reto del Ministerio de Cultura, le imprimirá su propio sello, y sabrá además continuar apoyando iniciativas que además de beneficiar a los artistas, se proyectan hacia nuestras comunidades.

¡¡¡Muchas gracias a María Elena y muchos éxitos a Manuel!!!


Texto completo del discurso


El 12 de enero de este año, poco después de las nueve de la mañana, sonó el teléfono en mi casa, y una voz me felicitó por un premio que no esperaba. La noticia en verdad me sorprendió, pues no tenía el Magón ni ningún premio en la mente.

Hoy lo recibo con gran alegría por el reconocimiento que significa para el medio de las artes visuales contemporáneas, aún mal conocidas en el ámbito cultural costarricense. Lo recibo con gozo por lo que pueda beneficiar a los artistas que trabajan vinculados al contexto actual, y que mantienen una mirada que interroga el status quo. Lo recibo con esperanza, por lo que pueda colaborar en dar a conocer la labor de difusión e investigación que ha realizado TEOR/éTica desde hace más de diez años gracias a sus exposiciones, talleres, conferencias, centro de documentación, biblioteca pública, museo de arte y proyecto editorial con más de cuarenta títulos.

Los premios nunca han sido parte de mis metas personales. Sin embargo, recuerdo como algo constante desde mi juventud el deseo de dejar alguna huella positiva en el mundo que me había tocado vivir. Tal vez esto se origine en las historias que con gran admiración nos contaba mi papá sobre su abuelo, don Pedro Pérez Zeledón. Me impresionaba mucho lo que oía de mi bisabuelo, un señor que había hecho tanto por su país, que había convertido su exilio en oportunidad de desarrollo, y cuya fructífera labor quedó grabada en la memoria de las generaciones siguientes. En ese momento –yo era una “güila” escolar– me parecía una tarea heroica, inalcanzable. Y para mi sorpresa, hoy me encuentro aquí, casi cincuenta años después, recibiendo el premio cultural más preciado que da nuestro país, y que lleva el nombre de un contemporáneo de don Pedro, Magón, una de las figuras más brillantes de su tiempo.

Lejos de considerar el premio como una culminación, lo asumo con la humildad de quien tiene trabajo pendiente, y pensando en la posibilidad de dejar esa huella positiva. A pesar de la diversidad de cosas que he hecho en mi vida, de mi poca ortodoxia, y de las diferentes maneras de estar viva y activa en una comunidad específica, en el fondo siento que lo que me define es mí ser artista. Sin embargo, asumo la práctica artística desde varias perspectivas para experimentar la vida como un acto creativo, y no como un trámite de existencia. Creo que por eso, mi manera de ejercer la gestión cultural es también otra.

Además de hacer arte, es decir, de plantearme asuntos formales, conceptuales y estéticos desde lo personal, para construir un discurso en mi obra individual, algo me ha hecho reflexionar siempre sobre el lugar desde donde se desarrolla el arte. O sea, sobre las condiciones para que se pueda inscribir en una trama social, para que pueda tener vigencia tanto en nuestras localidades como en el amplio mundo que vivimos y para dar a conocer fuera de nuestras fronteras una realidad que muchas veces se oblitera internamente.

Mi carrera como artista, iniciada formalmente a inicios de los 80, se configura más claramente hacia 1994, cuando gané el Salón Abierto de la I Bienal de Escultura. Sin embargo, esa necesidad de dar a ver lo que sucedía en Costa Rica, y luego en la región, me convenció de aceptar la dirección del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo que me proponía don Arnoldo Mora, y decidir ponerme el sombrero de la gestión y la curaduría. Me dejé una discreta boina para conservar un vínculo con mi taller.

¿Qué hace un curador? Se cree que nada más organiza exposiciones, que ejerce su poder para incluir o excluir artistas de ciertos eventos o que hace y deshace carreras. Hay algunos que ofician de esa forma. Para mí, la misión ha sido otra, pues asumo la curaduría como una construcción de sentido, y trato de ejercer ese poder como una dinámica que permita el beneficio colectivo. Trabajar desde Costa Rica y desde Centroamérica, es una tarea ardua. Ser curador es ser combatiente y activista cultural.

A mediados de los 90 Centroamérica entraba en un período de posguerra. Desde fuera, difícilmente se definía como un espacio de creación, sino más bien uno de conflicto. Por ello, mi trabajo se enfocó, desde dentro, hacia la conformación de un ‘’lugar’’ donde parecía no haber ninguno, y hacia las posibilidades de insertar una labor curatorial en un tiempo y un espacio particular, para abrir la región centroamericana a reflexionar sobre diversos aspectos de sí misma y a reconstruirse culturalmente. Había que trabajar de forma conjunta para eliminar el sentimiento de ghetto, y como dice Paulo Herkenhoff, “desmantelar las prácticas heredadas de un sistema redundante basado en la auto conmiseración”; dicho de otro modo, dejar de plantearnos como menesterosos artísticos, y erigirnos como iguales ante los centros de poder y prestigio.

Era preciso darle existencia a ese lugar invisible que era Centroamérica, poniendo en marcha iniciativas artísticas que funcionaran como procesos de conocimiento, como elementos discursivos.

Era preciso acabar con las mediocres representaciones de nuestra producción que apaciguaban conciencias con falsos procesos de inclusión, o que cumplían con compromisos políticos.

Era preciso interrogar este lugar, estos lugares centroamericanos, en proceso de formación de una cultura propia, comprender la incidencia de los procesos poscoloniales en las instancias de producción cultural y tratar de paliar la atomización causada por un conflicto de décadas.

Era preciso analizar cómo un lugar inconcluso podía estar presente de manera digna en un mundo globalizado. ¿Qué sentido tenía buscar una inclusión en los ámbitos comerciales y económicos, si no se superaban los antiguos esquemas en la difusión y exportación de nuestro arte? Había que romper las barreras de lo local, de lo nacional, de lo chiquitico y provinciano, y ver hacia el mundo sin perder de vista que estamos en la cintura de América, que no somos más pero tampoco menos que nadie.

Era preciso para ello demostrar capacidad de gestión y de pensamiento crítico, tanto frente a las instancias locales cuanto de cara hacia el mundo global – había que romper el círculo de la desconfianza y el desconocimiento, convertir nuestro supuesto atraso en oportunidad y asumir las limitaciones como retos.

Era preciso evitar el narcisismo y el poder personal, trabajando de manera conjunta, asociativa, regional, hacia un proyecto común que aglutinara a todos los centroamericanos. Había que luchar contra el borramiento, contra la invisibilización, contra el status quo artístico, que es a la vez social y político. Había que visibilizar las historias ocultas de sociedades cómplices con abusos de todo tipo, había que evidenciar la figura de la mujer como factor de cambio en una sociedad de interminable posguerra.

Era preciso ejercer la selectividad, para dar a ver la obra artística que investigaba nuevos lenguajes, para cuestionar y leer la realidad con otros ojos, que buscaba su pertinencia en un contexto, en una historia, y no se conformaba con la acostumbrada gloria local y un mercado sobrevaluado.

Había que sobreponerse a los estereotipos que nos rodean, y ver la realidad a la luz de nuestra época. Pero también, era preciso iniciar una relectura de la modernidad regional desde nuevas perspectivas, para valorar el aporte del pasado y reconocer a los ignorados.

Para todo esto, era preciso dejar testimonio: provocar la reflexión, el diálogo, la confrontación y la escritura crítica. Dejar el panegírico y el ditirambo, y entrar en el análisis. Entonces, había que escribir, editar, y publicar, para dejar un archivo documental hacia el futuro.

Había mucho que hacer, pero gracias a los colegas y artistas de toda la región, y más allá, y a los colaboradores cercanos que he tenido en estos casi veinte años, el resultado ha sido una presencia que nunca antes se había tenido en la arena artística. Después de mas de 100 años de indiferencia, ignorancia y silencio en un evento como la Bienal de Venecia, Centroamérica tiene tres premios entre el 2001 y el 2005 y tuve el honor de ser la primera latinoamericana en participar en el Jurado Internacional de dicha Bienal. Esto volvió la mirada de los centros hacia nuestras latitudes, y esta vez no por la guerra sino por el arte.

Centroamérica es hoy una realidad artística innegable. La presencia reciente de nuestros artistas en eventos, colecciones y museos internacionales de gran prestigio ha abierto una ventana hacia una producción que hace apenas quince años no existía en la mente de nadie. Que a raíz de una publicación de TEOR/éTica sobre tres mujeres centroamericanas del siglo 20, la obra gráfica de Emilia Prieto, producida en los años 30, participe en el 2010 en la Bienal de Pontevedra en España y en una gran exposición en el Palacio de Bellas Artes de México, titulada “América Latina: arte y confrontación, 1910-2010”, es motivo de celebración para todos.

Estoy en deuda con muchas personas que han marcado mi vida desde muy joven y otras que me han apoyado en los años de madurez. Sin embargo quiero mencionar a mis mentores más recientes. Rolando Castellón me enseñó a ver arte en los lugares más inesperados. De Gerardo Mosquera, figura emblemática en la fundación de la Bienal de la Habana, aprendí a ir y ver “más allá de lo fantástico”, a trabajar desde adentro hacia fuera, con una mirada global desde lo local, y a cultivar el humor y la ironía. De Paulo Herkenhoff, curador brasileño, he comprendido el alcance de la antropofagia cultural, he ingerido el factor poético en la crítica y aprendido como provocar el diálogo y la tensión entre las obras en un espacio, pero también comprendí el sentido de la estrategia y de la oportunidad positiva. El suizo Harald Szeemann, artífice de la histórica Documenta de 1972, y que nos dejó demasiado pronto, me marcó con su pasión desbordada y con su certeza del valor de la intuición en las decisiones como curador.

Para concluir, hago mías las palabras de Harald Szeemann escritas a fines de los años 80:

“Soy privilegiado.
No temo transpirar
No le temo a la estética
No le temo a los amigos
No le temo a los enemigos
No le temo a los conceptos
No temo al contacto
No le temo
a la mano helada de los años 70
No le temo
a la ruina de los años 80
No temo envejecer
en los años 90
Porque estoy por el error
Porque estoy por el riesgo
Porque estoy por el otro”

Muchas gracias.

Virginia PÉREZ-RATTON
SAN JOSE, 19 DE ABRIL 2010

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jueves, 22 de abril de 2010

VIRGINIA PÉREZ-RATTON RECIBE EL MÁS IMPORTANTE PREMIO DE COSTA RICA (ACASO DE CENTROAMÉRICA)


(Virginia Pérez-Ratton, diosa pop. Imagen tomada de la revista Perfil).

Artífice, curadora, museóloga, historiadora, mente ágil y pensante de la cultura latinoamericana. Es difícil encasillar a Virginia Pérez-Ratton en cualquier definición profesional o vocacional vinculada al arte visual, porque ella las abarca todas. Y hasta les ha logrado una magnífica y conjunta expresión institucional en TEOR/ética, ese espacio singular en Centroamérica que ella crea en 1999 para nunca dejar de evolucionar. En tributo a tantos atributos, el Estado de Costa Rica acaba de entregarle el Premio Nacional de Cultura Magón, sin duda el reconocimiento mayor que en ese país –y acaso en toda Centroamérica– se le concede a estos menesteres.

Para Micromuseo Virginia es, claro, una amistad preciada desde hace más de una década. Pero además es un referente y un estímulo en la ardua e incierta tarea de construir institucionalidades alternas. Junto con el Museo del Barro (de Asunción), TEOR/ética ha demostrado con el ejemplo –y con grandes sacrificios personales– la posibilidad fáctica de generar espacios autónomos para una criticidad nueva, independiente de los poderes y del Poder. Del Estado y del mercado, de los políticos (de cualquier signo) o del gran capital (de cualquier procedencia). Honor al mérito. E inspiración total.

Reproduzco, a continuación, la breve entrevista que se publicó en la versión web de la revista Su Casa cuando se anunció el galardón.


VICKY PÉREZ-RATTON:
BOCETO DE ARTISTA INDEPENDIENTE


Virginia Pérez-Ratton no quiere que le pregunten, por ejemplo, cuántos pares de zapatos tiene. Sin embargo, hasta esa podría ser una pregunta pertinente para quienes le siguen la pista a la ganadora del premio Magón 2009: los suyos han sido pasos regionales.

No es que Virginia se niegue a responder cuántos pares de zapatos tiene, es que se niega a que se lo pregunten. Apuesto a que nadie le preguntó eso a Felo, el año pasado, cuando le dieron el Magón, dice, medio en serio y medio en broma, a propósito de cierto tipo de acoso periodístico. Con o sin zapatos, ella es una mujer que sabe plantarse, como prueban los hechos. Artista plástica, curadora, primera directora del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), investigadora, traductora y sobre todo instigadora del arte regional de los últimos tiempos, Virginia Pérez-Ratton conoce prácticamente todos los caminos que, en Costa Rica, conducen a la gestión cultural pública y privada. Desde el pasado 12 de enero, cuando le anunciaron que había ganado el Premio Nacional de Cultura Magón, Virginia Pérez ha estado dispuesta a confirmar que, ciertamente, su nombre y el de su Fundación Teorética son referentes culturales en este lado del mundo: si alguien ha dotado de un discurso a las artes visuales centroamericanas contemporáneas, ha sido ella. O gracias a ella. Ahora el Estado costarricense le devuelve los favores, si es que eso es posible.

-¿Cuándo supo que era considerada para el premio Magón?

-El Ministerio de Cultura me pidió mi currículum en varias ocasiones, para diversas cosas, y la última vez fue como en octubre o noviembre, pero la verdad es que yo no pensé que me estaban considerando para nada en particular; no sé, no tengo costumbre de pensar en premios.

-¿Qué piensa de los premios, en general?

-Creo que los Premios Nacionales se crearon en un momento en el que no había ningún tipo de estímulo para la gente en cultura, y tienen su razón de ser. Sin embargo, me parece que necesitan una refrescadita, y que la ley cambie para actualizarlos. Creo que hay demasiados, sería mejor uno por disciplina y mejor dotado para que la gente pueda hacer algún proyecto luego. En relación con los premios, es decir, cualquier premio, es algo estimulante y que complace al ego definitivamente, pero hay que pensar que cada vez que se da un premio es una decisión subjetiva pues es un jurado, y si fuera otro, pues posiblemente otro sería el premiado. Creo que hay que agradecerlos, aprovecharlos, pero tampoco desvelarse por ellos.

-¿Qué piensa de su premio, en particular?

-Que me ha hecho ver cuánta gente aprecia el trabajo, pero por otro lado también cuánta gente ignora lo que uno hace y le encaja roles que no tiene. Por esto ha habido gente que se ha opuesto, pensando que han premiado a una galerista...

-Como primera directora del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo le dio prioridad al arte regional. ¿Por qué?

-Creo que era el momento de quebrar ese sentimiento nacionalista de que Costa Rica era el ombligo del mundo, y ver para afuera, y recuperar un espacio que existía desde tiempos prehispánicos como área cultural. Además, somos demasiado pequeños y el MADC podía asumir una labor más amplia. Por otro lado, era necesario dar a conocer tanto aquí como fuera del istmo lo que somos, lo que hacemos, lo que producimos y lo que necesitamos.

-¿Reconoce diferencias entre su labor en el MADC y en Teorética?

-Sí, en el MADC estaba amarrada por la burocracia, aunque era mil veces menos complicada que ahora, y uno tiene una responsabilidad como funcionario público y como subordinado de un ministro. En TEOR/éTica las decisiones se toman más ágilmente, se trabaja con menos dinero pero con más eficiencia y se tiene una libertad total.

-¿Se puede actuar en el ámbito público y el privado bajo los mismos principios?

-Si se trata de ética, creo que son los mismos, pero hay cosas legales que no son iguales: por ejemplo, en la función pública solo se puede hacer lo que la ley permite, y en la función privada se hace todo lo que no está prohibido. En la función pública hay que mantener claro que uno tiene una responsabilidad ante la comunidad pues la infraestructura se mantiene con el dinero del pueblo, y en el ámbito privado, uno mismo se arma la comunidad con la que quiere trabajar.

-¿Cuál debería ser el futuro del MADC?

-Creo que el MADC va por buen camino, pues se sigue trabajando a nivel regional, pero hay que cuidar la colección y completarla con obras mayores de los años 90 a 2010, que aún están disponibles, y proceder a una rigurosa catalogación. El futuro del MADC es poder consolidar su trabajo de los primeros 15 años y ampliarlo a más proyección latinoamericana, de intercambio por ejemplo, de generación de exposiciones itinerantes, de investigación. Pero creo que todo esto está en la carpeta de Fiorella...

-¿Es cierto, como afirmaba una revista local, que es usted una de las mujeres más influyentes de Costa Rica?

-Eso no lo puedo ni afirmar ni negar, es una percepción de los otros, y ¡yo no tengo mi propia percepción separada de mí! Sin embargo, es cierto que uno maneja una cierta cuota de poder, y eso puede influir en la gente. Lo que es importante es saber cómo usar el poder para cambiar las cosas...

-¿Qué es lo primordial que toda persona debería saber sobre el arte?

-Que no hay reglas para definirlo.

-¿Cómo se distingue una obra de arte contemporánea de un objeto de bisutería?

-Por la intención.

-¿Cuál es la pregunta existencial más recurrente en su cabeza?

-Cuánto tiempo tengo.

*Adaptación para Revistasucasa.com, el artículo completo se encuentra en la revista impresa.

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viernes, 16 de abril de 2010

MELANCOLÍAS DE LA VIOLENCIA - MICROMUSEO EN BOLIVIA: EXPOSICIONES, CONFERENCIAS, CLÍNICAS DE OBRA


Chiara Macchiavello. Exilio. 2008. Video transferido a DVD. Color. Mudo. 03:24”. Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio").

El pasado martes 13 de abril, en la Fundación Simón I. Patiño de la ciudad boliviana de Santa Cruz, MICROMUSEO estrenó su más reciente proyecto curatorial, con intervenciones que incluyen conferencias, discusión de portafolios, proyecciones fílmicas… Y una exposición inédita, presentada bajo el título de Postfacio: melancolías de la violencia. Video peruano: post-guerra, tras-dictadura (2000-2009).

Se trata de un desarrollo adicional para las reflexiones continuas que desde la década de 1980 venimos articulando sobre las transformaciones culturales que en el Perú acompañan las experiencias traumáticas de la guerra civil, primero, y luego de la dictadura encabezada por Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. Pero la mirada esta vez se pone sobre las derivas anímicas de todo ello durante lo que va del nuevo siglo. La resaca melancólica de todo lo vivido, en cierto registro sensible capturado desde el video arte nacional. Y en una película culminante. Y en un documental involuntario.

La muestra reúne videos de Miguel Aguirre, Luz María Bedoya, Angie Bonino, Patricia Bueno, Íntegro (Óscar Naters, Ana Zavala), Diego Lama, Chiara Macchiavello, José Luis Martinat, Susana Torres Márquez y Moico Yaker. Friccionados todos por la intrusión cinematográfica de Claudia Llosa (con La teta asustada, justamente) y por la perturbación política del Vladivideo Nº 1460, el famoso video Kouri-Montesinos. Esta opción curatorial última ya generó polémica en Lima cuando fue anunciada durante un conversatorio propiciado por El Comercio, pero en realidad es un acto más de coherencia con las estrategias friccionarias articuladas desde hace años por la teoría y la práctica de MICROMUSEO.

La proyección de la película de Llosa se efectuó el miércoles 14 con un lleno completo que incluso dejó a decenas de personas en la calle. También ante un público nutrido, el jueves 15 la conferencia Que la diferencia refulja presentó el proyecto crítico de MICROMUSEO en la amplitud de sus luchas por una musealidad mestiza, una musealidad promicua, una musealidad plebeya. Además se realizaron, el mismo jueves 15 y el viernes 16, clínicas para la discusión de la obra de artífices especialmente convocados desde las distintas regiones de Bolivia.

Una sumatoria de esfuerzos que confirma a MICROMUSEO como una plataforma importante para el intercambio de fluidos entre la escena artística peruana y la internacional. Así lo demuestran sobre todo (pero no exclusivamente) las enormes exposiciones nuestras recientemente acogidas por la Bienal de Valencia y la Trienal de Chile.

Como fruto del intercambio de fluidos con Bolivia se fantasean ya otras reciprocidades. Y la colección de MICROMUSEO incorpora ––donación mediante–– sendas pequeñas obras mayores de Alfredo Román y Raquel Schwartz, dos de los artífices más incisivos de la escena boliviana.

A continuación reproduzco el texto introductorio instalado en el ingreso de la exposición. Se trata del extracto de un ensayo mayor que pronto publicaremos también en nuestra web. Las exaltaciones tipográficas responden a un criterio museográfico.

(La generosa invitación de la Fundación Simón I. Patiño se dio en el marco de una serie de actividades relacionadas al Perú que incluirán, la próxima semana, una conferencia sobre César Vallejo –a cargo de Alba María Paz Soldán– y un concierto de música urbana, a cargo del grupo Del Pueblo y del Barrio. Agradecemos también a la galería Kiosko por sus alientos y apoyos en la concepción de este proyecto).


Vladimiro Lenin Montesinos Torres. Video Kouri-Montesinos (Vladivideo No. 1409). 5 de mayo de 2000. Ready-made: Video transferido a DVD. Color. Sonido. 56:02". Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio"). (Tomado de su primera transmisión televisiva, realizada el 14 de setiembre de 2000 por el canal N, Lima.

POSTFACIO
Melancolías de la violencia


Y si después de tantas palabras,
no sobrevive la palabra


CÉSAR Vallejo


La palabra POSTFACIO proviene del latín post y del verbo fari (hablar). Como OPUESTO complementario de prefacio, alude a lo que se dice después de lo DICHO. O después de los HECHOS.

Ambos sentidos son pertinentes para esta selección de videos peruanos. No un muestrario sino un RECORTE sesgado: la exploración de cierto registro sensible, parcial y TÁCITO, en un país que durante los últimos diez años EMERGE transformado, TRASTORNADO, tras dos décadas atravesadas por la GUERRA y por la DICTADURA. Por las luchas también artísticas para DERROTAR esos tiempos.

Pero, a diferencia de otros proyectos de MICROMUSEO, lo que aquí se hurga no es la HUELLA explícita del conflicto sino su efecto DIFERIDO. PÓSTUMO: una suerte de DEPRESIÓN post-parto tras los arduos triunfos CÍVICOS sobre la vocación de MUERTE y el AUTORITARISMO.

MELANCOLÍAS DE LA VIOLENCIA es el subtítulo que ancla los sentidos múltiples del conjunto así formado por una película (a ser proyectada separadamente) y diez videos de origen artístico. Y otro concebido con finalidades DELICTIVAS, pero RECUPERADO para esta exposición como ready-made.

HISTÓRICO: ese video Kouri-Montesinos (así inmortalizado por los apellidos de sus protagonistas principales) es un primoroso ejemplo del ARTE CONCEPTUAL INVOLUNTARIO. Un gesto de lo REAL que, sin quererlo o saberlo, pone en evidencia cómo la realidad misma es piedra de escándalo. Es el caso de esta cinta FLAGRANTE, el primero de miles de documentos similares que, contra su propia voluntad, hicieron clamorosamente pública la práctica sistemática del SOBORNO y la EXTORSIÓN por el régimen de Alberto FUJIMORI y Vladimiro MONTESINOS. Todo minuciosamente registrado para comprometer incluso a los INSTIGADORES de esos delitos y de las grabaciones mismas. Una PULSIÓN visiva que inscribe al Perú en la (post)modernidad más PERVERSA (Sex, Lies and Vladitapes). Y cuya REVELACIÓN masiva el 14 de setiembre del año 2000 marca para siempre la década que entonces se inicia, interfiriendo la condición existencial y MEDIÁTICA del país. Modificando incluso su percepción ARTÍSTICA.

De allí la presencia también sonora de esa cinta en una instalación que deliberadamente ACALLA casi todas las demás obras, audibles sólo mediante auriculares. La excepción se ubica fuera de sala, en este ingreso, como introducción LÚDICA y DRAMÁTICA del conjunto entero: la edición digital que borra los personajes de las FESTIVAS escenas BÉLICAS en un episodio de Bugs Bunny.

Atención a las iniciales y últimas tomas de ese video ALTERADO: las fortificaciones ENFRENTADAS, la naturaleza DEVASTADA. Y un camino para NADIE, conducido a la NADA, sobre el que se cierra el círculo NEGRO de la pantalla. O de la HISTORIA.

“¡Y si después de tanta historia”, escribía VALLEJO en el poema que nos sirve de epígrafe, “sucumbimos, no ya de ETERNIDAD, sino de esas cosas sencillas, como estar en la casa o ponerse a CAVILAR!”.

La melancolía.


José Luis Martinat. Guerra. 2006. Video transferido a DVD. Color. Sonido. 02:40”. Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio").
(Intervención de materiales extraídos de un capítulo de la serie animada Bugs Bunny, episodio Bunker Hill Bunny.

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miércoles, 7 de abril de 2010

POR UNA MUSEALIDAD PLEBEYA (in memoriam, Jesús Vásquez)


(Jesús Vásquez canta El plebeyo en la película El guapo del pueblo, producida en 1939 por Amauta Films. Creación heroica).

Muere Jesús Vásquez, esa histórica cantante criolla del Perú. En coincidencia curiosa con otras circunstancias actuales. Culturales y políticas. El azar no existe.

Rescato aquí lo que pareciera ser su primera difusión masiva, en una también histórica película de 1939, El guapo del pueblo, producida por Amauta Films cuando aún parecía posible un cine popular peruano. La escena registra la interpretación de El plebeyo, el valse paradigmático de Felipe Pinglo que hasta ahora resuena como ideal romántico –incluso cursi– de igualdades todavía por alcanzar. Que sirva también de himno para las museologías alternas que tan arduamente fantaseamos. Una musealidad mestiza, una musealidad promiscua. Una musealidad plebeya. (Atención al verso final).

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