Micromuseo - Bitácora

miércoles, 31 de diciembre de 2008

NUEVAS REPERCUSIONES DE TAKANAKUY



Uno de los elementos distintivos de Micromuseo es su vocación mayor por la cultura material y por el espacio social, antes que por los sentidos y ámbitos más refinados y restringidos de lo artístico. Nuestra apuesta principal no está en la modificación estetizante de la historia del arte, sino en la transformación liberadora de la historia a secas.

Algo de ese camino creemos haber avanzado durante el año que termina mediante exposiciones de temática tan comprometida como aquellas dos dedicadas a los atentados senderistas en la calle Tarata y los crímentes para-militares en la universidad de La Cantuta: casi las únicas iniciativas concebidas desde la escena plástica en relación al quinto aniversario de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).

Es un ánimo similar el que alienta otras propuestas nuestras, de carga política menos explícita pero igualmente profunda. Como la sorprendente exposición hace poco realizada primero en el cosmopolita distrito limeño de Miraflores y después en los barrios periféricos de San Juan de Lurigancho. Para desconcierto de algunos, lo que los curadores Daniel Contreras y Sophia Durand allí exhibieron eran registros y elementos de las peleas rituales que en las alturas de Chumbivilcas denominan Takanakuy. Lo que el medio artístico local encontraba insólito en este despliegue fue precisamente lo que le permitió una articulación cierta con los pobladores de esa zona tanto en sus lugares de origen como en los barrios dizque marginales de la gran Lima a los que muchos de ellos emigraron.

Evidencia de esos vínculos nuevos entre la pequeña-burguesía-ilustrada y lo popular-emergente son las acciones y producciones (audios, videos, afiches) reunidos en nuestro sitio web y en esta propia bitácora. Y evidencia del nuevo impacto social de todo ello son los testimonios indirectos ofrecidos por la atención sin precedentes que otras entidades y medios ahora prodigan a una situación antes casi del todo ignorada fuera del círculo inmediato de lugareños.

Así nos lo deja saber el antropólogo Harold Hernández, quien a nuestro pedido trabajó el complejo ensayo sobre el Takanaky que acompaño la muestra, para luego continuar sus investigaciones en el propio poblado de Santo Tomás durante las navidades recientes: allí encontró un número interesante de otros estudiosos y de reporteros que acudieron a esas celebraciones incitados por las provocaciones de la exposición de Micromuseo. Una primera consecuencia puede verse hoy en el periódico La República, que cierra este año con un sugestivo reportaje de Julio Angulo sobre el tema, cuyo contenido colgamos más abajo (ver pp. 18-19).

Algo esperamos estar logrando en nuestra redefinición radical de la idea del museo como vehículo cultural antes que como finalidad autoreferencial.

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sábado, 20 de diciembre de 2008

MICROMUSEO Y TAKANAKUY EN SAN JUAN DE LURIGANCHO



Un cierre diferencial para el ciclo expositivo con que durante el año 2008 Micromuseo ("al fondo hay sitio") realizó seis exposiciones en su Paradero Habana de Miraflores: el domingo 21 de diciembre, a partir de las 3 p.m., la última de esas muestras, Takanakuy. Puñetes y patadas a 3600 m.s.n.m., se traslada al corazón ardiente de la inmigración chumbivilcana en Lima, en el local Cusipampa, sito en Los Duraznos 488, cuadra 2 de la Av. Wiesse, San Juan de Lurigancho.

Las excepcionales fotografías y videos de estas luchas rituales celebradas en las alturas de Chumbivilcas sirven allí de apropiado marco al renovado despliegue de aquellas lides entre los hijos migrantes de tierras qosqeñas (cusqueñas), que beberán y bailarán y pelearán al ritmo hipnótico de la tradicional wayliya. Todo ello en el contexto mayor de los festejos por el aniversario del programa radial Expresiones chumbivilcanas que dirige Agripina Huayllani, más conocida como la Reina de la Wayliya.

Una densidad de sentidos potenciada por las propuestas de musealidad mestiza que caracterizan algunas de las innovaciones más radicales de Micromuseo. El resultado fricciona las categorías discriminadas que suelen segregar a nuestra praxis cultural en absurdos compartimentos estancos. Entre tantas otras cosas, esta muestra propone un avance adicional en las arduas batallas libradas por Micromuseo por la desjerarquización de cualquier noción mistificada de arte, reintegrándola sin privilegios a la condición más amplia de cultura material de la que necesariamente forma parte.

El intercambio de fluidos al que se aspira puede verse materializado en los afiches populares publicados por los chumbivilcanos para anunciar y festejar este encuentro. También en los últimos video-clips de Agripina Huayllani, donde se aprecian diversas imágenes que conformaron la exposición de Micromuseo en el Paradero Habana de Miraflores. Y por último en los anuncios radiales que han hecho reverberar el nombre de Micromuseo en todas las emisoras de sintonía migrante y popular en la gran Lima.

Una sonoridad inédita, histórica, para la escena museal peruana. La fricción creativa entre lo pequeño-burgués-ilustrado y lo popular-emergente.




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jueves, 18 de diciembre de 2008

ARTE ≠ VIDA ≠ MUERTE

INVOLUNTARIA REIVINDICACIÓN DE EDUARDO VILLANES
POR EL GRUPO COLINA



Atención a la pequeña nota y a la instantánea decisiva que hoy dan un sello histórico, también en términos artísticos, a la segunda página del diario Perú.21: allí aparece declarando Jesús Sosa Saavedra, uno de los principales integrantes del paramilitar Grupo Colina, durante el juicio por crímenes de lesa humanidad que se le sigue al ex-dictador Alberto Fujimori. En un intento por disociarse de al menos algunos de los interminables delitos que también a él se le imputan, Sosa levanta con su propia mano una aparente fotografía que en realidad es una obra del artífice Eduardo Villanes.

Se trata de un ejemplar del tiraje de autoadhesivos con el rostro negado de Martín Rivas –jefe del grupo Colina–, al que identifica como "Kerosene": un apodo que se dice le fue adjudicado en el ejército por ciertas tareas habituales de desaparición de cadáveres mediante la quema de las víctimas de asesinatos extrajudiciales. Sin embargo también Sosa habría hecho méritos para recibir este nombre infernal, y es en un intento de sacudirse esa reputación que él ahora ofrece como evidencia la adjudicación artística del apelativo a su compañero de armas.

La densidad de ese gesto amerita una reflexión imposible de elaborar aquí en toda su complejidad. Baste, por ahora, un par de señalamientos sucintos. O quizá tres:

En primer término, la trascendencia de que materiales provenientes de la operatividad artística –aunque con clara vocación de exterioridad política– sean usufructuados para la argumentación jurídica, en una realización no deliberada del sentido transgresor de fronteras y especifidades inscrito en las iniciativas de Villanes. Sin saberlo, el paramilitar Sosa se torna así en instrumento de lo que en otros contextos he denominado arte conceptual involuntario. Como bien postulaba el grupo chileno C.A.D.A. (Colectivo de Acciones de Arte), la vida completa la obra. A veces, agrego, por las vías más desviadas. Dios escribe sobre reglones torcidos.

En segundo lugar, la ironía profunda de que un represor paradigmático exhiba ahora como evidencia exculpatoria (pero también como delación implícita de su cómplice) imágenes perseguidas por el propio aparato represivo de la dictadura a la que él prestó tan macabros servicios: hacia 1996 Villanes fue detenido en el acto de pegar esos autoadhesivos en las paredes del Centro Histórico de Lima. La acertada intervención de grupos de derechos humanos facilitó entonces su pronta liberación. Y el arrebato icónico de Sosa termina de reivindicarlo, en una ejemplar puesta en abismo de los poderes dialécticos del arte.

Eventualmente Villanes se mudó a los Estados Unidos, pero la perdurabilidad de sus gestos iluminadores queda exaltada por gestos oscurantistas como los que hoy registra Perú.21. Una nota y sobre todo una fotografía que me llevan a la tercera e inacabada meditación, prolongando en realidad preocupaciones que me inquietan desde los años tempranos de nuestra violencia grande, en la década de 1980.

Ya ni recuerdo cuándo, en aquella época, empecé a postular la idea de que en el Perú se pervierte la famosa ironía de Óscar Wilde sobre cómo no es el arte el que imita la vida sino la vida al arte. Entre nosotros, con excesiva frecuencia, es la muerte la que con el arte compite. En sus estrategias varias y en tantos sentidos. También de espectacularización y simulacro.

Cierto arte, sin embargo, reclama sus fueros libidinales al infiltrarse en los códigos y procesos más siniestros para corroerlos desde las entrañas de lo simbólico. Ejemplo preciso de ello han sido otras incisivas intervenciones de Villanes sobre el desprecio oficial hacia los restos de los desaparecidos de la Universidad de La Cantuta, entregados a sus deudos en las recicladas cajas de cartón que entre nosotros suelen utilizarse para el arrojo de basura. Entre 1994 y 1995 el artífice revierte aquel gesto infame al jerarquizar el hecho aparentemente fortuito de que esos degradantes envases portaban un nombre comercial de connotaciones redentoras y místicas: leche GLORIA.

El azar no existe, claro, y sobre esas y otras pautas debería diversificar esta deriva reflexiva (la aliteración es deliberada). Por el momento me limito a sugerir una modificación política, quizá melancólica, en el título de la exposición neoyorquina con que a principios de este año el Museo del Barrio procuró resumir los recorridos del accionismo “en las Américas”. Al menos para contextos de peruana extremidad, la frase sígnica pertinente sería ARTE ≠ VIDA ≠ MUERTE.

POST-DATA: además de Villanes, otros artífices han elaborado propuestas significativas sobre el emblemático caso de La Cantuta casi en el momento mismo que se pretendió borrar las consecuencias legales de esos crímenes mediante la Ley de Amnistía impuesta por la dictadura en 1995. Sobre las acciones entonces realizadas por Ricardo Wiesse (y los impresionantes registros a cargo de Herman Schwarz y Augusto Rebagliati), Micromuseo efectuó hace tres meses una exposición cuyos nutridos rastros pueden encontrarse en nuestro sitio web.

CÓDIGO DE ÉTICA

Con el ánimo de contribuir a la generalización de normas éticas en la blosgósfera, esta bitácora acepta comentarios previa administración según criterios que hacen suyos los siguientes principios ya implementados en otros espacios similares:

* No se admiten comentarios que contengan acusaciones no documentadas o injurias a cualquier persona, así como incitación a –o apología de– la violencia. Se permiten, en cambio, críticas alturadas y debidamente argumentadas.

* No se admiten comentarios anónimos, salvo en casos evidentes de riesgo por represalias de regímenes bajo los que se persigue la libertad de opinión.

* Se excluirá de los comentaristas a aquellos que usurpen la personalidad de otros.

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sábado, 13 de diciembre de 2008

DE LA LIBERACIÓN SEXUAL A LA LIBERTAD POLÍTICA. EL MUSEO TRAVESTI DEL PERU Y LA LUCHA ANTIREPRESIVA DE LOS BLOGGERS CUBANOS



Casi en simultáneo nos llegan las felices noticias de los renovados despliegues del Museo Travesti del Perú en Cuba y las preocupantes nuevas medidas represivas contra la libertad expresiva de los bloggers en esa isla. Un cruce que me lleva a evocar la pertinencia de los cuestionamientos hace poco publicados por Yoani Sánchez en su valiente bitácora Generación Y, donde transcribe el intercambio público que hace poco sostuvo en La Habana con Mariela Castro, hija del presidente interino Raúl Castro, funcionaria del régimen y activista por los derechos de los homosexuales. El tema ardiente es cómo articular la ciudadanía sexual a la ciudadanía total en una sociedad dominada por el pensamiento único que pretende controlar hasta los espacios de la ciberesfera, donde se prohibe incluso adquirir dominios propios o conectarse desde los hogares. La propia Sánchez fue impedida de viajar a España para recibir el premio Ortega y Gasset que le había sido otorgado por su labor de periodismo digital. Y hace apenas un par de días agentes de Seguridad del Estado frustraron un encuentro de bloggers cubanos.

Al inicio de esta nota colgamos el reciente video en que Sánchez denuncia esas medidas represivas. Y bajo estas líneas reproduzco el mensaje y las imágenes remitidos por nuestro compañero de ruta Giuseppe Campuzano, quien culmina con esta manifestación su periodo de residencia en el Proyecto Batiscafo, donde comparte residencia con el también peruano Lalo Quiroz y los cubanos Diana Fonseca y Wálter Velázquez. Micromuseo apoya desde sus orígenes al Museo Travesti del Perú, y en homenaje a sus propuestas hace poco realizó una exposición y publicación especiales bajo el título de Alteridades.



Mi viaje a Cuba. Treinta y cinco días buscando al travesti, un viaje en sí mismo. Ismo artístico, memoria de la resistencia, de las estrategias para ser siempre otra. Simulación.
El encuentro con la hipertelia caribeña, con la gestualidad cubana de hombres y mujeres como conceptos que se rompen. Ser, tener y parecer.

Límites. Insularidad-barroco. Signo efímero que permanece. El Muro: zona liberada-fin literal.
La santería con sus dioses de caminos hermafroditas —Oddúa, Obbatalá, Olokun. Changó Oyá: la virilidad también vestida de mujer—, patakís donde el disfraz es tanto origen como subsistencia.

Barroco —Severo Sarduy, José Lezama Lima— como filosofía. Soporte y veladura en Eduardo Hernández y Alexis Álvarez como medio y finalidad simultáneos: la pilosidad del material y sus afeites. De los estudiantes de derecho de la Universidad de La Habana a El Público: el travestismo como método teatral. De las transformistas de la década de 1950 a El Mejunje en Santa Clara. Y al otro lado del espejo —dirían Lewis Carroll y Abel Sierra—, la gestualidad inasible.

La ciudad, sus mutaciones y síntesis como capas de maquillaje. Corte transversal: colonia española, afrancesamiento, invasión estadounidense, revolución, turismo.
Palabras que somatizan el cuerpo. Cuerpos y palabras que se resignifican y con ellos la historia. Ya Lacan, y más bellamente Sarduy habían enunciado que detrás del significado no hay nada. Del cuerpo individual al cuerpo social. Mi cuerpo, nuestros cuerpos, como revolución.

Giuseppe Campuzano

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miércoles, 3 de diciembre de 2008

LU.CU.MA.: PURO INSTINTO EN IQUITOS


Una noticia a ponderar: hoy, jueves 4 de diciembre, a las 7:30 PM, Lu.Cu.Ma. (Luis Cueva Manchego) inaugura una exposición individual en Puro Instinto, acaso la primera galería comercial que abre sus puertas en Iquitos. Saludamos el que este emprendimiento pionero apueste por una plástica no sólo local sino además compleja e incluso conflictiva, contribuyendo a la mayor densidad del intercurso cultural peruano.

Lu.Cu.Ma. se perfila como nuestra figura artística más extrema, al emerger de una prolongada existencia delincuencial y presidiaria para intentar redimirse desde la profesión pictórica y la obsesión religiosa. En su oficio de pintor ambulante se intercalan los letreros por encargo con alegorías excéntricas, imágenes místicas, visiones apocalípticas o narrativas autobiográficas de rara intensidad. Representaciones todas de difícil incorporación a las convenciones icónicas habituales en nuestro medio artístico.

Fue otro artífice amazónico –Christian Bendayán– quien reivindicó en términos plásticos esa aparente excentricidad al incluir el retrato y las pinturas de Lu.Cu.Ma. en sus propios cuadros. Y le correspondió a MICROMUSEO incorporar esa diferencia a la reflexión histórica y crítica al exhibir en 2002 por primera vez las obras de Lu.Cu.Ma en un contexto artístico, para un año después dedicarle una exposición antológica: Del puñal al pincel. Además en marzo de 2007 le otorgamos a sus cuadros un lugar culminante en el envío especial que nos fue solicitado por la Bienal de Valencia.

También Bendayán, por cierto, ha considerado a Lu.Cu.Ma. dentro de sus propias curadurías de arte amazónico, contribuyendo así a un reconocimiento que esperamos pueda ahora consolidarse en otros términos gracias a iniciativas como las de la nueva galería de Iquitos. Con ese ánimo, reproduzco a continuación el texto crítico redactado para la ocasión por el gestor de Puro Instinto.

LU.CU.MA

Heinrich Helberg Chávez

Luis Cueva Manchego, conocido como Lu.Cu.Ma. es uno de los pintores más renombrados de la Amazonía. Llama la atención de la opinión pública por la extraña intensidad de sus imágenes, porque a pesar de su internamiento en prisión, encuentra su salvación a través de la pintura, que ha practicado en todas las circunstancias de su vida, llama la atención por sus convicciones religiosas y sus opciones políticas, que juntos muestran algo así como una visión del mundo propia. Su pintura ofrece un testimonio de un intento por construirse y reconstruirse, un intento de redimirse que finalmente lleva a una conciliación con la vida; una conciliación crítica pero conciliación al fin.

Lu.Cu.Ma. usa el espacio como un lugar de encuentro entre su historia personal con los hitos de la historia, lo que él denomina “los hombres monstruo” que cometieron barbaridades pero que determinan el curso del mundo, hombres como Bush y Bin Laden, Hussein y Hitler y también con los mitos populares que incluyen a la Mona Lisa, al Che Guevara y a Sarita Colonia, los huacos eróticos y al Chullachaqui –un espíritu del monte amazónico. Su pintura es el espacio de encuentro entre sus terribles experiencias personales con los mitos y la historia universal, para crear un gran escenario del mundo con distintos niveles de interpretación. Lu.Cu.Ma. estará entre los pocos artistas en el mundo que se atreven a recorrer en un solo lienzo el espacio histórico, el religioso, el político, el de las experiencias críticas personales y el mítico-simbólico, en un gran esfuerzo de comprensión propia y del mundo
Llama la atención la enorme facilidad que tiene Lu.Cu.Ma. para el retrato con sus trazos sintéticos y expresivos; el uso de espacios encajonados uno dentro de otro, pero fluidos; sus colores decididos pero no chillones ni estridentes; su búsqueda de temas extremos; el uso de pintura esmalte sobre casi cualquier material.

No se trata sólo de afirmar al arte popular frente al erudito, no sólo quiere delatar a ese “buen gusto” elitario como un gusto de clase social impuesto al resto de la sociedad, en Lu.Cu.Ma. lo popular nunca es cursi, sensiblero ni grotesco, porque Lu.Cu.Ma. le da a la fantasía popular la dignidad del mito. Pero además, y este es su aporte más importante, ofrece nuevos valores reconocibles en su obra: “lo genuino”, “la sinceridad”, “la verdad hasta el desgarro”, “diversidad de perspectivas”, “el exponerse a sí mismo”, “la intensidad” y “la ruptura con los convencionalismos sociales”. Criterios, todos estos, distintos a los criterios del gran arte occidental como la armonía, el equilibrio, la densidad, la expresión, lo sublime y la búsqueda de la belleza. No: esto se parece más al “Yo no pinto al mundo como lo veo, sino como lo pienso” de Picasso: pero donde Lu.Cu.Ma., al contrario de Picasso, enfatiza los contenidos, para que hablen por sí mismos, con el mínimo de soporte formal, en lugar de sistematizar las formas cómo lo hizo Picasso en el cubismo y gran parte del arte moderno tras él.

La obra de LU.CU.MA no puede desligarse de él mismo, ni de su historia personal, ni de sus búsquedas de los temas extremos –con los que consigue llamar la atención sobre sí mismo y su pintura. Pero en las situaciones extremas está también la posibilidad de llegar a la verdad. Todo en él se ha convertido en arte (y así lo ha retratado también Christian Bendayán). Pero eso significa que Luis Cueva Manchego con su propio personaje Lu.Cu.Ma. es parte de la vida cotidiana de Iquitos. El arte ya no está escindido del mundo cotidiano, pero tampoco se ha vuelto objeto utilitario; cada obra se ha convertido en un objeto-para-entender-el-mundo y entenderse a uno mismo, que es darle una nueva función social al arte. Se cumple ese programa de infundir a la vida de arte, de una manera inesperada. Todo en Lu.Cu.Ma. demuestra voluntad de estilo, desde la manera cómo se viste, lleva el pelo, su figura, su manera de pintar en la calle, el torso desnudo con las manchas de colores, todo es parte de la construcción de su visión del mundo, y así es como encara la vida y la creatividad con honestidad.

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